sino que la ha hecho recta, para prevenir contra una grave calamidad que procede
de Él, anunciar a los creyentes que obran bien que tendrán una bella recompensa,
Fortalecimos su ánimo cuando se levantaron y dijeron: «Nuestro Señor es el Señor
de los cielos y de la tierra. No invocaremos a más dios que a Él. Si no,
diríamos una solemne mentira.
Este pueblo nuestro ha tomado dioses en lugar de tomarle a Él. ¿Por qué no
presentan alguna autoridad clara en su favor? ¿Hay alguien que sea más impío que
quien inventa una mentira contra Alá?
Cuando os hayáis alejado de ellos y de lo que, en lugar de Dios, sirven,
¡refugiaos en la caverna! Vuestro Señor extenderá, sobre vosotros algo de Su
misericordia y dispondrá de la mejor manera de vuestra suerte».
Habrías visto que el sol, al salir, se desviaba de su caverna hacia la derecha
y, al ponerse, los rebasaba hacia la izquierda, mientras ellos estaban en una
oquedad de ella. Ése es uno de los signos de Alá. Aquél a quien Alá dirige está
bien dirigido, pero para aquél a quien Él extravía no encontrarás amigo que le
guíe.
Les hubieras creído despiertos cuando, en realidad, dormían. Les dábamos vuelta
a derecha e izquierda, mientras su perro estaba en el umbral con las patas
delanteras extendidas. Si les hubieras visto, te habrías escapado de ellos,
lleno de miedo.
Así estaban cuando les despertamos para que se preguntaran unos a otros. Uno de
ellos dijo: «¿Cuánto tiempo habéis permanecido?» Dijeron: «Permanecimos un día o
menos». Dijeron: «Vuestro Señor sabe bien cuánto tiempo habéis permanecido.
Enviad a uno de vosotros con esta vuestra moneda a la ciudad. Que mire quién
tiene el alimento más fresco y que os traiga provisión del mismo. Que se
conduzca bien y que no atraiga la atención de nadie sobre vosotros,
Y así los descubrimos para que supieran que lo que Alá promete es verdad y que
no hay duda respecto a la Hora. Cuando discutían entre sí sobre su asunto.
Dijeron: «¡Edificad sobre ellos! Su Señor les conoce bien». Los que
prevalecieron en su asunto dijeron: «¡Levantemos sobre ellos un santuario!»
Unos dirán: «Eran tres, cuatro con su perro». Otros dirán: «Eran cinco, seis con
su perro», conjeturando sobre lo oculto. Otros dirán: «Eran siete, ocho con su
perro». Di: «Mi Señor sabe bien su número, sólo pocos les conocen». No discutas,
pues, sobre ellos, sino someramente y no consultes sobre ellos a nadie.
sin: «si Alá quiere». Y, si te olvidas de hacerlo, recuerda a tu Señor,
diciendo: «Quizá mi Señor me dirija a algo que esté más cerca que eso de lo
recto».
Di: «Alá sabe bien cuánto tiempo permanecieron. Suyo es lo oculto de los cielos
y de la tierra. ¡Qué bien ve y qué bien oye! Fuera de Él, los hombres no tienen
amigo. Y Él no asocia a nadie en Su decisión».
¡No rehúyas estar con los que invocan a su Señor mañana y tarde por deseo de
agradarle! ¡No quites los ojos de ellos por deseo del ornato de la vida de acá!
¡No obedezcas a aquél cuyo corazón hemos hecho que se despreocupe de Nuestro
recuerdo, que sigue su pasión y se conduce insolentemente!
Y di: «La Verdad viene de vuestro Señor. ¡Que crea quien quiera, y quien no
quiera que no crea!» Hemos preparado para los impíos un fuego cuyas llamas les
cercarán. Si piden socorro, se les socorrerá con un líquido como de metal
fundido, que les abrasará el rostro. ¡Mala bebida! Y ¡mal lugar de descanso!
Para ésos serán los jardines del edén, por cuyos bajos fluyen arroyos. Se les
adornará allí con brazaletes de oro, se les vestirá de satén y brocado verdes,
estarán allí reclinados en divanes. ¡Qué agradable recompensa y qué bello lugar
de descanso!
Si, al entrar en tu viñedo, hubieras dicho: '¡Que sea lo que Alá quiera! ¡La
fuerza reside sólo en Alá!' Si ves que yo tengo menos que tú en hacienda e
hijos,
Su cosecha fue destruida y, a la mañana siguiente, se retorcía las manos
pensando en lo mucho que había gastado en él: sus cepas estaban arruinadas. Y
decía: «¡Ojalá no hubiera asociado nadie a mi Señor!»
Propónles la parábola de la vida de acá. Es como agua que hacemos bajar del
cielo y se empapa de ella la vegetación de la tierra, pero se convierte en
hierba seca, que los vientos dispersan. Alá es potísimo en todo.
La hacienda y los hijos varones son el ornato de la vida de acá. Pero las obras
perdurables, las buenas obras, recibirán una mejor recompensa ante tu Señor,
constituyen una esperanza mejor fundada.
Se expondrá la Escritura y oirás decir a los pecadores, temiendo por su
contenido: «¡Ay de nosotros! ¿Qué clase de Escritura es ésta, que no deja de
enumerar nada, ni grande ni pequeño?» Allí encontrarán ante ellos lo que han
hecho. Y tu Señor no será injusto con nadie.
Y cuando dijimos a los ángeles: «¡Prosternaos ante Adán!» Se prosternaron,
excepto Iblis, que era uno de los genios y desobedeció la orden de su Señor.
¿Cómo? ¿Les tomaréis, a él y a sus descendientes, como amigos, en lugar de
tomarme a Mí, siendo así que son vuestros enemigos? ¡Qué mal trueque para los
impíos!
No les he puesto como testigos de la creación de los cielos y de la tierra ni de
su propia creación, ni he tomado como auxiliares a los que extravían a otros.
Lo único que impide a los hombres creer cuando les llega la Dirección y pedir el
perdón de su Señor, es el no admitir que les alcanzará la misma suerte que a los
antiguos o que deberán afrontar el castigo.
No mandamos a los enviados sino como nuncios de buenas nuevas y para advertir.
Los que no creen discuten con argucias para derribar, así, la Verdad, y toman a
burla Mis signos y las advertencias.
¿Hay alguien que sea más impío que quien, habiéndosele recordado los signos de
su Señor, se desvía luego de ellos y olvida lo que sus manos obraron? Hemos
velado sus corazones y endurecido sus oídos para que no lo entiendan. Aunque les
llames hacia la Dirección, no serán nunca bien dirigidos.
Tu Señor es el Indulgente, el Dueño de la Misericordia. Si les diera su
merecido, les adelantaría el castigo. Tienen, sin embargo, una cita a la que no
podrán faltar.
Dijo: «¿Qué te parece? Cuando nos refugiamos en la roca, me olvidé del pez
-nadie sino el Demonio hizo olvidarme de que me acordara de él- y emprendió el
camino hacia la gran masa de agua. ¡Es asombroso!»
Y se fueron ambos hasta que, habiendo subido a la nave, hizo en ella un boquete.
Dijo: «¿Le has hecho un boquete para que se ahoguen sus pasajeros? ¡Has hecho
algo muy grave!»
Y reanudaron ambos la marcha, hasta que encontraron a un muchacho y le mató.
Dijo: «¿Has matado a una persona inocente que no había matado a nadie? ¡Has
hecho algo horroroso!»
Y se pusieron de nuevo en camino hasta que llegaron a una ciudad a cuyos
habitantes pidieron de comer, pero éstos les negaron la hospitalidad.
Encontraron, luego, en ella un muro que amenazaba derrumbarse y lo apuntaló.
Dijo: «Si hubieras querido, habrías podido recibir un salario por eso».
En cuanto a la nave, pertenecía a unos pobres que trabajaban en el mar y yo
quise averiarla, pues detrás de ellos venía un rey que se apoderaba por la
fuerza de todas las naves.