Luego, creamos de la gota un coágulo de sangre, del coágulo un embrión y del
embrión huesos, que revestimos de carne. Luego, hicimos de él otra criatura.
¡Bendito sea Alá, el Mejor de los creadores!
Tenéis, ciertamente, en los rebaños motivo de reflexión: os damos a beber del
contenido de sus vientres, deriváis de ellos muchos beneficios, coméis de ellos.
Los dignatarios del pueblo, que no creían, dijeron: «Éste no es sino un mortal
como vosotros, que quiere imponerse a vosotros. Si Alá hubiera querido, habría
hecho descender a ángeles. No hemos oído que ocurriera tal cosa en tiempo de
nuestros antepasados.
Y le inspiramos: «¡Construye la nave bajo Nuestra mirada y según Nuestra
inspiración ! Y cuando venga Nuestra orden y el horno hierva, haz entrar en ella
a una pareja de cada y a tu familia, salvo a aquél de ellos cuya suerte ha sido
ya echada. ¡Y no me hables de los que hayan obrado impíamente! ¡Van a ser
anegados!
Pero los dignatarios del pueblo, que no creían y desmentían la existencia de la
otra vida y a los cuales habíamos enriquecido en la vida de acá, dijeron: «Éste
no es sino un mortal como vosotros, que come de lo mismo que vosotros coméis y
bebe de lo mismo que vosotros bebéis».
Luego, mandamos a Nuestros enviados, uno tras otro. Siempre que venía un enviado
a su comunidad, le desmentían. Hicimos que a unas generaciones les siguieran
otras y las hicimos legendarias. ¡Atrás una gente que no cree!
Si la Verdad se hubiera conformado a sus pasiones, los cielos, la tierra y los
que en ellos hay se habrían corrompido. Nosotros, en cambio, les hemos traído su
Amonestación, pero ellos se apartan de su Amonestación.