Alá no ha puesto dos corazones en el pecho de ningún hombre. Ni ha hecho que las
esposas que repudiáis por la fórmula: «¡Eres para mí como la espalda de mi
madre!» sean vuestras madres. Ni ha hecho que vuestros hijos adoptivos sean
vuestros propios hijos. Eso es lo que vuestras bocas dicen. Alá, empero, dice la
verdad y conduce por el Camino.
Llamadles por su padre. Es más equitativo ante Alá. Y, si no sabéis quién es su
padre, que sean vuestros hermanos en religión y vuestros protegidos. No incurrís
en culpa si en ello os equivocáis, pero sí si lo hacéis deliberadamente. Alá es
indulgente, misericordioso.
El Profeta está más cerca de los creyentes que ellos lo están de sí mismos. Las
esposas de aquél son las madres de éstos. Los unidos por lazos de consanguinidad
están más cerca unos de otros, según la Escritura de Alá, que los creyentes y
los emigrados, a menos que hagáis un favor a vuestros amigos. Eso está anotado
en la Escritura.
¡Creyentes! Recordad la gracia que Alá os dispensó cuando vinieron las legiones
contra vosotros y Nosotros enviamos contra ellas un viento y legiones invisibles
a vuestros ojos. Alá ve bien lo que hacéis.
Y cuando un grupo de ellos dijo: «¡Gente de Yatrib! ¡No os quedéis aquí!
¡Regresad!» Parte de ellos pidió autorización al Profeta, diciendo: «¡Nuestras
casas están indefensas!» En realidad, no es que sus casa estuvieran indefensas,
lo que querían era huir.
Di: «No sacaréis nada con huir si es que pretendéis con ello no morir o que no
os maten. De todas maneras, se os va a dejar gozar sólo por poco tiempo».
Di: «¿Quién podrá protegeros de Alá, tanto si quiere haceros mal como si quiere
haceros objeto de misericordia?» No encontrarán, fuera de Alá, amigo ni
auxiliar.
Alá sabe quiénes son, entre vosotros, los que levantan obstáculos y los que
dicen a sus hermanos: «¡Venid a nosotros!», pero sin mostrar gran ardor para
combatir.
Os regatean la ayuda. Cuando viene el miedo, les ves que te miran, girándoles
los ojos, como mira aquél a quien ronda la muerte. Pero, cuando ha desaparecido
el miedo, os hieren con sus afiladas lenguas, ávidos de botín. Esos tales no son
creyentes. Alá hará vanas sus obras. Es cosa fácil t para Alá.
Creen que los coalicionistas no se han ido. Pero, si los coalicionistas
regresaran, querrían retirarse al desierto entre los beduinos, preguntando qué
ha sido de vosotros. Si se quedaran con vosotros, combatirían pero poco.
Y cuando los creyentes vieron a los coalicionistas, dijeron: «Esto es lo que Alá
y su Enviado nos habían prometido. ¡Dios y su Enviado decían la verdad!» Esto no
hizo sino aumentar su fe y su adhesión.
Para que Alá retribuya a los sinceros por su sinceridad y castigue a los
hipócritas, si quiere, o se vuelva a ellos. Alá es indulgente, misericordioso.
Hizo bajar de sus fortalezas a los de la gente de la Escritura que habían
apoyado a aquéllos. Sembró el terror en sus corazones. A unos matasteis, a otros
les hicisteis cautivos.
Pero, si buscáis a Alá, a Su Enviado y la Morada Postrera, entonces, Alá ha
preparado una recompensa magnífica para aquéllas de vosotras que hagan el bien».
¡Mujeres del Profeta! Vosotras no sois como otras mujeres cualesquiera. Si
teméis a Alá, no seáis tan complacientes en vuestras palabras que llegue a
anhelaros el enfermo de corazón. ¡Hablad, más bien, como se debe!
¡Quedaos en vuestras casas! ¡No os acicaléis como se acicalaban las natiguas
paganas! ¡Haced la azalá! ¡Dad el azaque! ¡Obedeced a Alá y a Su Enviado! Alá
sólo quiere libraros de la mancha, gente de la casa, y purificaros por completo.
Alá ha preparado perdón y magnífica recompensa para los musulmanes y las
musulmanas, los creyentes y las creyentes, los devotos y las devotas, los
sinceros y las sinceras, los pacientes y las pacientes, los humildes y las
humildes, los que y las que dan limosna, los que y las que ayunan, los castos y
las castas, los que y las que recuerdan mucho a Alá.
Cuando Alá y Su Enviado han decidido un asunto, ni el creyente ni la creyente
tienen ya opción en ese asunto. Quien desobedece a Alá y a su Enviado está
evidentemente extraviado.
Y cuando decías al que había sido objeto de una gracia de Alá y de una gracia
tuya: «¡Conserva a tu esposa y teme a Alá!», y ocultabas en tu alma lo que Alá
iba a revelar, y tenías miedo de los hombres, siendo así que Alá tiene más
derecho a que Le tengas miedo. Cuando Zayd había terminado con ella, te la dimos
por esposa para que no se pusiera reparo a los creyentes que se casan con las
esposas de sus hijos adoptivos, cuando éstos han terminado con ellas. ¡La orden
de Alá se cumple!
Que no tenga reparos el Profeta por algo que le ha sido impuesto por Alá.
conforme a la práctica de Alá para los que vivieron antes -la orden de Alá es un
decreto decidido-,
¡Creyentes! Si os casáis con mujeres creyentes y, luego, las repudiáis antes de
haberlas tocado, no tenéis por qué exigirles un período de espera. ¡Proveedlas
de lo necesario y dejadlas en libertad decorosamente!
¡Profeta! Hemos declarado lícitas para ti a tus esposas, a las que has dado
dote, a las esclavas que Alá te ha dado como botín de guerra, a las hijas de tu
tío y tías paternos y de tu tío y tías maternos que han emigrado contigo y a
toda mujer creyente, si se ofrece al Profeta y el Profeta quiere casarse con
ella. Es un privilegio tuyo, no de los otros creyentes -ya sabemos lo que hemos
impuesto a estos últimos con respecto a sus esposas y esclavas, para que no
tengas reparo. Alá es indulgente, misericordioso.
Puedes dejar para otra ocasión a la que de ellas quieras, o llamar a ti a la que
quieras, o volver a llamar a una de las que habías separado. No haces mal. Esto
contribuye a su alegría, a evitar que estén tristes y a que todas ellas estén
contentas con lo que tú les des. Alá sabe lo que encierran vuestros corazones.
Alá es omnisciente, benigno.
En adelante, no te será lícito tomar otras mujeres, ni cambiar de esposas,
aunque te guste su belleza, a excepción de tus esclavas. Alá todo lo observa.
¡Creyentes! No entréis en las habitaciones del Profeta a menos que se os
autorice a ello para una comida. No entréis hasta que sea hora. Cuando se os
llame, entrad y, cuando hayáis comido, retiraos sin poneros a hablar como si
fueráis de la familia. Esto molestaría al Profeta y, por vosotros, le daría
vergüenza. Alá, en cambio, no Se avergüenza de la verdad. Cuando les pidáis un
objeto hacedlo desde detrás de una cortina. Es más decoroso para vosotros y para
ellas. No debéis molestar al Enviado de Alá, ni casaros jamás con las que hayan
sido sus esposas. Esto, para Alá, sería grave.
No pecan si se trata de sus padres, sus hijos, sus hermanos, los hijos de sus
hermanos, los hijos de sus hermanas, sus mujeres o sus esclavas. ¡Temed a Alá!
Alá es testigo de todo.
¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se
cubran con el manto. Es lo mejor para que se las distinga y no sean molestadas.
Alá es indulgente, misericordioso.
Propusimos el depósito a los cielos, a la tierra y a las montañas, pero se
negaron a hacerse cargo de él, tuvieron miedo. El hombre, en cambio, se hizo
cargo. Es, ciertamente, muy impío, muy ignorante.
Para que Alá castigue a los hipócritas y a las hipócritas, a los asociadores y a
las asociadoras, y para que Alá se vuelva a los creyentes y a las creyentes. Alá
es indulgente, misericordioso.