Él es Quien ha hecho descender la sakina en los corazones de los creyentes para
incrementar su fe. Las legiones de los cielos y de la tierra son de Alá. Alá es
omnisciente, sabio.
Para introducir a los creyentes y a las creyentes en jardines por cuyos bajos
fluyen arroyos, en los que estarán eternamente, y borrarles sus malas obras.
Esto es, para Alá, un éxito grandioso.
Para castigar a los hipócritas y a las hipócritas, a los asociadores y a las
asociadoras que piensan mal de Alá. Sufrirán un revés. Alá se irritará con
ellos, les maldecirá y les preparará la gehena. ¡Mal fin...!
Los que te juran fidelidad, la juran, en realidad, a Alá. La mano de Alá está
sobre sus manos. Si uno quebranta una promesa la quebranta, en realidad, en
detrimento propio. Si, en cambio, es fiel a la alianza concertada con Alá, Él le
dará una magnífica recompensa.
Los beduinos dejados atrás te dirán: «Nuestros bienes y familias nos han
retenido. ¡Pide que nos perdone!» Dicen de palabra lo que no tienen en el
corazón. Di: «¿Y quién podría impedir que Alá os hiciera mal o bien, si Él lo
deseara?» ¡No! ¡Alá está bien informado de lo que hacéis!
Cuando os pongáis en marcha para apoderaros de botín, los dejados atrás dirán:
«¡Dejad que os sigamos!» Quisieran cambiar la Palabra de Alá. Di: «¡No nos
seguiréis! ¡Así lo ha dicho Alá antes!» Ellos dirán: «¡No! ¡Es que tenéis celos
de nosotros...!» ¡No! Comprenden, pero poco.
Di a los beduinos dejados atrás: «Se os llamará contra un pueblo dotado de gran
valor, contra el que tendréis que combatir a menos que se rinda. Si obedecéis,
Alá os dará una bella recompensa. Pero, si volvéis la espalda, como ya hicisteis
en otra ocasión, os infligirá un castigo doloroso».
«No hay por qué reprochar al ciego, al cojo o al enfermo. Y a quien obedezca a
Alá y a Su Enviado, Él le introducirá en jardines por cuyos bajos fluyen
arroyos. A quien, en cambio, vuelta la espalda, Él le infligirá un castigo
doloroso»:
Alá ha estado satisfecho de los creyentes cuando éstos te han jurado fidelidad
al pie del árbol. Él sabía lo que sus corazones encerraban e hizo descender
sobre ellos la sakina, prometiéndoles, como recompensa, un éxito cercano
Alá os ha prometido mucho botín, del que os apoderaréis. Os ha acelerado éste y
ha retirado de vosotros las manos de la gente, a fin de que sea signo para los
creyentes y de dirigiros por una vía recta.
Él es Quien, en el valle de La Meca, retiró de vosotros sus manos y de ellos las
vuestras, luego de haberos dado la victoria sobre ellos. Alá ve bien lo que
hacéis.
Son ellos los infieles que os apartaron de la Mezquita Sagrada e impidieron que
la víctima llegara al lugar del sacrificio. Y, si no llega a ser por hombres
creyentes y por mujeres creyentes, a quienes no podíais reconocer, y que os
exponíais, sin querer, a pisotear, provocando represalias por su parte... Para
que Alá introduzca en Su misericordia a quien Él quiere. Si hubiera sido posible
distinguirles, habríamos infligido un doloroso castigo a los infieles que entre
ellos había.
Cuando, dejados llevar los infieles de su fanatismo, el fanatismo propio del
paganismo, Alá hizo descender Su sakina sobre Su Enviado y sobre los creyentes,
y les impuso la palabra del temor de Alá. Tenían pleno derecho a ella y la
merecían. Alá es omnisciente.
Alá ha realizado, ciertamente, el sueño de su Enviado: «En verdad, que habéis de
entrar en la Mezquita Sagrada, si Alá quiere, en seguridad, con la cabeza
afeitada y el pelo corto, sin temor». Él sabía lo que vosotros no sabíais.
Además, ha dispuesto un éxito cercano.
Él es Quien ha mandado a Su Enviado con la Dirección y con la religión
verdadera, para que prevalezca sobre toda otra religión. ¡Alá basta como
testigo!
Mahoma es el Enviado de Alá. Quienes están con él son severos con los infieles y
cariñosos entre sí. Se les ve inclinados o prosternados, buscando favor de Alá y
satisfacerle. Se les nota en el rostro que se prosternan. Tal es su imagen en la
Tora. Y en el Evangelio se les compara con la semilla que, habiendo germinado,
fortifica su brote y éste crece y se yergue en el tallo, constituyendo la
alegría del sembrador, para terminar irritando a los infieles por su medio. A
quienes de ellos crean y obren bien, Alá les ha prometido perdón y una magnífica
recompensa.